Turismo + Naturaleza: ¿Turismo de Naturaleza?
Jueves, 18 Diciembre 2014 22:47
Llega la época de receso escolar y vacaciones. Después de Navidad y Año Nuevo, millones de personas aprovechan el verano (en el Hemisferio Sur) para partir hacia la playa, las sierras, la montaña… Caravanas larguísimas de coches salen de las grandes urbes. Los principales balnearios próximos a metrópolis como Buenos Aires, se atiborran de veraneantes, separados por escasos metros, apiñados dentro del agua, sitiados por otras sombrillas y aturdidos por música que proviene de todas partes.
por Jorge Guasp
¿Podríamos asimilar este fenómeno al Turismo de Naturaleza? Depende de la interpretación que le demos. La playa es naturaleza; el mar, también. Nosotros mismos, en definitiva, podemos sentirnos parte de la naturaleza. Sin embargo, creo que la clave reside en el objetivo de nuestra experiencia.
¿Para qué buscamos naturaleza durante nuestras vacaciones? Si sólo queremos refrescar nuestros pies en el agua, del mar o de un arroyo, o deseamos broncearnos, a mi juicio no estamos conectándonos interiormente con la naturaleza. Por lo tanto, en estos casos no podemos hablar de Turismo de Naturaleza, puesto que la naturaleza no es un fin en sí mismo, sino un mero medio, utilizado con un propósito recreativo, lúdico, etc.
En mi humilde opinión, el Turismo de Naturaleza lleva implícito un componente espiritual. No me refiero a que uno deba retirarse a meditar, orar o hacer ayunos en medio de la naturaleza. Hablo de espiritualidad en el sentido de encontrar paz en la naturaleza, valorarla, y limitarnos a ser (en lugar de hacer) y a disfrutar del mero hecho de estar con vida, experimentando la unión con el resto de los seres vivos.
En un mundo vertiginoso, en que la población corre sin saber muy bien para qué, y ya no tenemos tiempo para escuchar al otro y compartir experiencias profundas, la naturaleza representa un cable a tierra. Sin embargo, a menudo recurrimos a los elementos naturales como teatro de operaciones para seguir haciendo la misma vida ruidosa y agitada de siempre, sin aprovechar las ventajas que nos brinda la naturaleza como ámbito propicio para reconectarnos con nuestra esencia, aquella en que la naturaleza no era sólo nuestro hogar, sino también nuestra fuente de suministro de alimentos, cobijo y experiencias de toda índole.
Veo con frecuencia gente apiñada en un campamento cualquiera, a espaldas de una naturaleza a la que ni siquiera miran, concentrada en subir el volumen de la música, en quemar leña para asar la carne... y me pregunto: ¿será este, también, un modo de hacer Turismo de Naturaleza? ¿Qué opinan los lectores al respecto?
Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com